Quieren una sociedad cruda, pero sin «Carne Cruda»

Recuerdo que me llamaron un jueves de Radio3. Inesperada solicitud de un programa que empezaba. Se iba a llamar “Carne Cruda” y comenzaba ese mismo día. El motivo de la llamada era que estábamos por Zaragoza con Enric Durán. Lo habíamos invitado para las jornadas “Podemos vivir sin capitalismo”. Las montamos como Caracol Zaragoza, red de personas por la autonomía zapatista. Enric tenía amplia repercusión mediática, por sus expropiaciones a los bancos, cuando todavía empezaba a ser masiva la crítica a la usura, desahucios, rescates y demás.

De primeras, transmití mis dudas a la chica que me llamó. Me sorprendía la llamada, ya que que no es habitual que un medio “convencional” llame a un colectivo anticapitalista para ofrecerle sus micros. Y encima se llamaba “Carne cruda”, ¡menudo nombre! Ella me explicó la idea del progama, que íbamos a ser libres en expresar lo que nos apeteciera, que nos llamaban porque querían entrevistar a Enric y también a algunas personas más, entre ellas yo mismo, para plantear si podemos vivir sin capitalismo y aprender del decrecimiento. Aceptamos.

Al día siguiente, el viernes 2 de octubre de 2009, nos metimos Enric y yo en uno de los estudios de Radio Nacional de España en Zaragoza. Al otro lado del teléfono, un periodista al que no conocíamos Javier Gallego, el conductor de “Carne Cruda”, el nuevo espacio en la radio pública. La entrevista en si fue interesante y suficiente para transmitir algunos conceptos distintos: decrecimiento, alternativas o cooperativismo. Me hace gracia reescuchar esa grabación, porque me presenté a través de mi risa. Salimos bastante contentos de ahí, las preguntas fueron acertadas, el periodista tenía verdadero interés en el tema y además nos animó con músicas como la de los Rage Against the Machine, poco pinchados en radios convencionales.

A partir de ese día, mientras miraba la hora para salir del curro, cocinaba o comía (según épocas), fuí fiel a la escucha de “Carne Cruda”. Durante estos casi 3 años, he escuchado muchas de las emisiones del programa. Algunas de las que no he podido sintonizar en directo, las he degustado a través de sus podcast, accesibles a través de internet. Os invito a escucharlas. Merecen la pena.

Llevo toda la vida escuchando radio. Me encanta. Recuerdo escuchar el transistor de mis padres mientras desayunábamos para ir al colegio. De la radio del autobus escolar hasta la escuela. De cuando llegó la radio en el walkman. De los programas musicales. Del descubrimiento de las radios libres. De la radio en internet. Radio por la mañana, al despertar, en el curro, en la cocina, en el baño, por las tardes, al acostarme.

Desde junio de 2000 dinamizo La enredadera, programa semanal en Radio Topo. Me gusta escuchar la radio y también crearla, pensar contenidos, entrevistar, poner música, compartir reflexiones, ocurrencias, críticas y propuestas. Me gusta el proyecto de Radio Topo: autogestionado, sin jefes, sin publicidad ni subvenciones, basado en el asamblearismo, la solidaridad y el apoyo mutuo. Me gusta escuchar programas de radios libres. De radios cercanas o de cualquier otro lugar del planeta, gracias a los podcasts. Pero no solo escucho radios libres. No soy de los que escucha cotidianamente radios ultraderechistas o apisonadoras del pensamiento crítico. Aún dentro del sistema, en la radio pública, te encuentras espacios sugerentes. En RNE, sin ir más lejos, hay unos cuantos.

De todos, “Carne Cruda” ha sido para mí referente e inspiración. Referente, porque ha sabido armonizar distintos temas culturales, políticos, artísticos y sociales, alternando temas muy cañeros con especiales musicales deliciosos. E inspiración por el buen hacer de Javier Gallego en la dirección del programa, con sus arengas, entrevistas y dinamismo. Además, ha sabido arroparse de un grupo de colaboradores que han hecho del programa un espacio ameno y variopinto.

Ahora me vienen a la mente la entrevista a Albert Pla, las mordaces cápsulas informativas de Santiago Alba Rico, las marchas de los mineros, el descubrimiento de Silvia Pérez Cruz, las últimas palabras de Chavela Vargas, los debates sobre energía, la música en vivo de grupos bailongos.

Hoy Javier Gallego ha anunciado en un precioso texto, sincero y directo, como nos tiene acostumbrados que la nueva dirección de Radio3 y RNE le acaba de despedir y, con él, acaban con “Carne Cruda”.

Con “Carne Cruda” se llevan al programa de más audiencia de la radio pública, a dos días de comenzar la nueva temporada. Un programa relativamente barato, con pocos sueldos y muchas colaboraciones. Un espacio sugerente, que fomenta los valores que deberían prevalecer y fomentarse en una sociedad que merezca la pena.

Desgraciadamente, parece que los actuales gerifaltes por estas tierras quieren una sociedad triste, acrítica, enferma y cruda. Pero sin “Carne Cruda”.

En poco tiempo, se han activado diversos movimientos por las redes sociales para “Salvar Carne Cruda”. Podéis seguir por ahí los acontecimientos. ¡Larga vida a “Carne Cruda”!

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5 Responses

  1. Andrés dice:

    Por desgracia: Franco aún está vivo…

  2. Chan dice:

    Isto ye lo que pasa cuan dizes lo que creyes que cal dizir en un meyo de comunicazión. Sin dembargo, á Pedro jota, Losasntos y otris fan lo mesmo y no los mandan á escaparrar.

    Estoi que cal copiar ixe modelo, que á pocas, conserba o puesto de treballo.

  3. Chan dice:

    Por zierto, ojaladiós que contine con o programa anque seiga de traza «clandestina» como San Iñaki Peña. Radios libres y buenas que emiten por o rete ya i esisten.

    Por Dios, tener-nos informatos.

  4. Francho dice:

    otro que cae de la radio publica, publica de tod@s, publica para quien???

  5. Sin duda, una malisma noticia t’o mundo d’a radio. Yo descubrié Carne Cruda mientras feba practicas fa un par d’anyos y dende alavez siempre que he puesto lo he sentiu.
    Ye una mala noticia t’o mundo informativo, pero más que más, t’os que nos declaramos aimants d’a radio. T’os que concebimos a radio como una vía d’escape d’as mentiras y os caprichos d’a sociedat. T’os que no podemos vivir sin radio.

    Gran articlo, compas!
    Un abrazo!

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