Somalia: Del hambre del colonialismo a la soberanía de la autodeterminación

(este texto es un intento de resumir en pocas líneas un montón de artículos que he leido estos días. La mayoría los tenéis en Rebelión, una página imprescindible para entender el mundo en que vivimos. En algunos casos he escrito yo los párrafos. En otros, es directamente un corta pega de textos que se han ofrecido para compartir y difundir. Gracias a todos los autores previos).

África se enfrenta a la peor crisis humanitaria del mundo: una crisis alimentaria y de sequía terrible. Somalia y el Cuerno de África nos enseñan las consecuencias del capitalismo más brutal y despiadado: 10 millones de personas se enfrentan a una pronta muerte por hambre. En las últimas semanas ya han muerto decenas de miles de personas y la situación se agrava cada día. Cientos de miles de somalíes se desplazan huyendo de la sequía y buscando alimentación y agua.

Somalia tiene una esperanza de vida de tan solo 50 años. Solo un 30% de su población tiene acceso al agua potable. La mitad de los somalíes se mueren de hambre. Los precios de ciertos alimentos se han multiplicado por 25 desde 2003, mientras algunas multinacionales de la agroindustria (como Glencore) se están forrando con la especulación de alimentos de primera necesidad.

En 2009 (último año del que hay datos) Somalia tenía una deuda externa de cerca de 3 mil millones de dólares que supone unos 255 € per cápita y se estima que significa más del 300 % en relación a su PIB.

¿Por qué se llega a esta situación?

El colonialismo ha provocado un desgobierno en Somalia, donde desde 1990, no existe un gobierno como tal. El país se encuentra en manos de los señores de la guerra, armados y financiados por Estados Unidos en su absurda y demencial “guerra contra el terrorismo”. El imperialismo “yankee” justifica todas sus tropelías apelando a la guerra contra una Al Qaeda “invisible”. Dentro de esa espiral frenética de militarismo, invasiones y represión, Yemen y Somalia están ahora mismo en el punto de mira de la “Administración Obama”, incluso más que Afganistán y Pakistán.

Estados Unidos quiere el caos en la zona. En Somalia, los grupos islámicos y lacicos (que no Al Qaeda) ya están organizados y pretenden expulsar a los ocupantes extranjeros que impiden la reconciliación nacional del pueblo somalí. En el cuerno de África los distintos movimientos sociales pueden establecer en un futuro próximo unas relaciones nuevas basadas en el respeto mutuo. Algo que asusta a Estados Unidos, ya que podrían ser el ejemplo de muchos otros países. Por eso siguen enfrentando a países como Somalia y Etiopía y sustentando a señores de la guerra que llenan el país de muerte y destrucción.

Los movimientos populares de liberación nacional, en Somalia y otros territorios, demuestran que pese a la ocupación exterior, la represión, los regímenes clientelistas, los ejércitos mercenarios y aliados regionales de Estados Unidos, el imperialismo está encontrando dificultades para instaurar escenarios beneficiosos para sus lucrativos intereses.

Como ha protagonizado otras veces, Estados Unidos arrasa si no puede gobernar. Y eso es lo que han hecho en Somalia, arrasar el país.

Las injerencias imperialistas han dejado al país destrozado.

Estados Unidos no ha cesado de intervenir en la África Subsahariana. Obama está continuando, en ese sentido, las políticas militares de Bush.

Naciones Unidas y Estados Unidos despliegan tropas militares en Somalia y Etiopía, donde están instruyendo a facciones cristianas para enfrentarlas a las islámicas. En realidad, esta incursión militar busca proteger sus intereses empresariales y comerciales: defender sus barcos petroleros y de mercancías que pasan por Somalia.

Sin entrar al detalle de la historia de Somalia, han fomentado un desgobierno controlado por señores de la guerra, a los que nutren de armas y mercenarios. Esta situación ha provocado, desde.los primeros colonialistas ingleses, italiano y franceses desde el S.XIX, cientos de miles de víctimas y de desplazados.

En su día fue la Unión Soviética la que apoyó el gobierno de turno, después es la OTAN la que ha mandado en Somalia. En ambos casos, se ha fomentado el individualismo basado en clanes que enfrentan a la población. “Divide y vencerás”. Durante dos siglos, dictaduras, falta de democracia y vulneración de derechos humanos.

Lo que sacan Estados Unidos y Europa de Somalia

Desde el punto de vista estratégico, Somalia ocupa un lugar importante: tiene la costa más grande de África (3.300 kilómetros) y se encuentra frente al golfo Árabe y el estrecho de Ormuz, dos de los centros neurálgicos de la economía de la región. Por el Océano Índico está pasando la mitad de la flota mundial de transporte de contenedores y el 70% del tráfico total de productos petroleros. Mozambique, Kenia, Madagascar, Tanzania, Zanzíbar, Sudáfrica,… están unidos con el mercado asiático, China e India especialmente, a través del Índico.

Los barcos europeos y asiáticos se han aprovechado de la situación caótica para pescar en las costas somalíes sin licencia alguna y sin respetar unas normas elementales. No han respetado las cuotas vigentes en sus países de origen para preservar las especies, y han empleado técnicas de pesca- en especial, dinamita- que han producido graves daños a la riqueza pesquera de los mares somalíes.

Aprovechándose, asimismo, de esta falta de autoridad política, las empresas europeas, ayudadas por la mafia, han vertido residuos nucleares a lo largo de las costas de Somalia. Europa estaba al corriente, pero ha cerrado los ojos porque esta solución presentaba ventajas prácticas y económicas para el tratamiento de los residuos nucleares. El tsunami de 2005 depositó gran parte de esos residuos nucleares en las tierras somalíes, lo que ha ocasionado la aparición de enfermedades desconocidas entre la población de Somalia.

España es cómplice de la muerte en Somalia

De toda la deuda de Somalia, 26,73 millones de euros son con el Estado español. Esta deuda corresponde toda a dos créditos FAD otorgados en 1987 y 1989 al régimen dictatorial de Mohamed Siad Barre. En ese momento Felipe González era el presidente. Oficialmente los créditos se destinaron a transporte terrestre. No obstante, el su destino último fue para la venta de camiones y vehículos militares españoles a Somalia. Las empresas españolas que se beneficiaron de la operación en ambos casos fueron ENASA – PEGASO y FOCOEX, que en el momento de la concesión de los créditos eran 100 % públicas. La deuda externa somalí se puede declarar como deuda ilegítima, de opresión, ya que estos créditos sirvieron para mantener o fortalecer al régimen dictatorial y represor de Somalia.

Desde 2008, el Gobierno ha seguido gastando dinero con fines militares en Somalia mediante la operación Atalanta de la UE. Esta ha sido la costosa misión militar para proteger un puñado de barcos pesqueros españoles durante su expolio de la pesca somalí. Solo en 2010 el Gobierno gastó 82,3 millones de euros en esta misión, a los que habría que añadir 2,7 millones para la formación de militares somalís (misión EUTM-Somalia).

Entre los barcos responsables está la flota española que ha sido además altamente subvencionada por la Unión Europea para éste, digamos, ecocidio. Por ejemplo, el Alakrana, barco recientemente secuestrad,o recibió una ayuda para su construcción de más de cuatro millones de euros.

Si en lugar de medidas de militarización de los buques españoles se planteara la prohibición de la pesca industrializada en el continente africano, se podría por un lado dedicar esos fondos en potenciar una política europea y española a favor de la pesca artesanal, local y sostenible, que tanta falta hace, y por otro, contribuiríamos en el desarrollo de los pueblos africanos con mucha mayor eficacia que con muchos programas de solidaridad. Respetando, como debe ser, la propia soberanía alimentaria africana.

Una vez más, los clientes de bancos y cajas, son cómplices de la hambruna.

CatalunyaCaixa ha fomentado este mismo año un depósito llamado “100% natural” para que sus clientes especulen con los precios del azúcar, el café y el maiz, que tuvo que ser retirado a los pocos días por la presión social.

Ibercaja destina parte de su Obra Social a financiar la propaganda y expansión de las multinacionales de los transgénicos por el mundo, colaborando de este modo a presionar a los gobiernos manipulando datos, como ha denunciado Amigos de la Tierra. Al mismo tiempo, el Fondo de Inversión “Ibercaja Petroquímico” incluye desde hace años inversiones en empresas farmacéutica y transgénicas, algunas de las principales causantes del expolio de los recusos y del hambre en el planete, como Bayer, Syngenta, Monsanto, Du Pont o Dow Chemical.

Otra de las responsables de la sobreexplotación de los bancos de pesca locales que, como en Somalia o Namibia, provocan que la población autóctona no pueda pescar en sus aguas, es Pescanova, la principal empresa pesquera del estado español, la tercera de Europa y la octava del mundo. Pescanova es responsable de contaminar y destruir ecosistemas, explotar de forma brutal a sus trabajadores en los países más desfavorecidos y romper la estructura económica local que permite la pesca artesanal y el sustento familiar. De nuevo, cajas como Novacaixagalicia, Unicaja o Caja de Ahorros del Mediterráneo, participan en Pescanova a través de Liquidambar Inversiones Financieras SL. El Grupo Calvo tampoco está libre de culpa y practica políticas de explotación similares, antisindicalismo y vulneración de derechos laborales.

Para más información, leed el artículo “Cajas de Ahorros españolas y soberanía alimentaria. Financiando la pobreza en el mundo” de Jesús Carrión y Marta Serra, del Observatorio de la Deuda en la Globalización, en la revista “Soberanía Alimentaria, Biodiversidad y Culturas”.

La soberanía alimentaria como alternativa a la explotación y especulación alimentaria.

La especulación alimentaría, el control del negocio por parte de la agricultura industrializada y el acaparamiento de tierras juegan un triángulo desastroso para la población somalí.

Como ha ocurrido en tantos otros momentos y lugares, el FMI y el Banco Mundial han impulsado políticas que han llevado a la terrible situación económica de Somalia, con un endeudamiento ilegítimo acumulado durante décadas: privatizaciones y medidas de liberalización financiera. Con estas medidas, la deuda pasó de poco más de 1.000 millones de dólares en 1981 a 2.300 millones en 1990. Hoy en Europa el Pacto de Euro está fomentando el mismo camino,…

Este tipo de políticas neoliberales ha dejado un planeta con más desigualdad que nunca en su historia. Algunos datos son clarividentes: mientras en EE.UU un habitante consume entre 250 y 300 litros de agua cada día, en Somalia sobreviven con apenas 9 litros por persona.

Los recursos naturales de los mares de Somalia son los únicos activos para un futuro próspero del pueblo somalí, por lo que incluso tanto la Unión Africana durante la década de 1990, la Declaración de Maputo y las conferencias de Ciudad del Cabo referentes al desarrollo de las costas de África claramente instaron al mundo a respetar la zona económica exclusiva de Somalia.

Pescadores nativos crearon hace algunos años una Guardia Costera Voluntaria para vigilar sus aguas y exigir un pago por el saqueo de sus mares. Pronto esta práctica se convirtió en la única fuente de ingresos en un país desmembrado por la guerra, la miseria y la hambruna. Cada año 400 jóvenes somalíes se cuelgan al hombro un AK-47 y se echan al mar. En realidad, no son muchos teniendo en cuenta las alternativas.

Lo que aquí se llama “piratería”, es sin duda un esfuerzo de rescatar los únicos recursos que tienen para salir del atolladero. Ante tanta militarización, es lógico que su resistencia sea también armada. La lucha por la Soberanía Alimentaria es, hoy por hoy, su única luz al final del túnel.

¿Qué debería hacer el Gobierno español?

El Gobierno español tiene que tomar toda una serie de medidas para minimizar los problemas del Cuerno de África. Entre ellas destacan:

  • Cancelación de la deuda somalí.
  • Retirada de las operaciones militares de la zona, especialmente de la operación Atalanta.
  • Impulso de medidas contra la especulación financiera con los alimentos, como el impuesto a las transacciones financieras, el registro público y control de los CDS (como ocurre, en parte, en EE UU), prohibir (o al menos limitar seriamente) las ventas en corto y al descubierto, eliminar las operaciones OTC, obligando a que todas ellas tengan que estar reguladas en los sistemas bursátiles, eliminar los paraísos fiscales… Todas ellas de fácil aplicación con voluntad política, pues ya se realizaron en el pasado.
  • Salida de la alimentación de la OMC como paso previo para el impulso de un modelo agroalimentario más localizada y basado en la seguridad alimentaria.

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