Esta mañana me han entrevistado en Aragón Radio como portavoz de Ecologistas en Acción para aportar nuestra opinión respecto a la Ley de residuos, recientemente aprobada por el Gobierno español. He compartido espacio con Miquel Roset, de Retorna, una iniciativa empresarial desde el movimiento asociativo que fomenta la devolución y retorno de envases.
Aprovecho que he seleccionado algunos datos y notas, procedentes en su mayoría de escritos previos de Ecologistas en Acción, para compartir por aquí la ampliación de lo que he aportado en el espacio radiofónico, ya que considero que es una cuestión que nos interesa a todas.
La nueva Ley de residuos es una oportunidad perdida para la reducción y el reciclaje
Ecologistas en Acción destacamos algunas mejoras en el texto de la nueva Ley de residuos y suelos contaminados pero lamentamos los escasos avances ambientales y económicos de la misma.
El nuevo texto de la Ley de residuos y suelos contaminados aprobado la pasada semana en el Congreso español es fruto de la transposición de la Directiva Marco de Residuos europea a la legislación española. Las organizaciones ecologistas lamentamos la poca ambición que ha tenido el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino a la hora de establecer mejoras que podrían haber hecho de ésta una ley pionera en la gestión de residuos y ambientalmente comprometida y responsable.
Como ya sabemos, el Gobierno español y sus ministerios, el Gobierno aragonés y sus consejerías, sean del PSOE, del PP o de otros partidos en el poder, están sometidos a los diferentes sectores de la industria más reacia a una gestión consciente y responsable en materias ambientales, como es la gestión de los residuos. Gobiernos y grandes empresas, multinacionales en su mayoría y con dueños muy ricos, siguen caminando en dirección contraria a la calidad de vida de las personas y del medio ambiente.
La nueva normativa, en la que se basarán las Comunidades Autónomas para elaborar las suyas, no aborda realmente las causas del aumento de la cantidad de residuos ni establece ninguna medida concreta para reducirlos, cuando la reducción debería ser el pilar de toda nueva Ley de residuos en un mundo donde los recursos son cada vez más escasos.
Cada persona en el estado español generamos, de media, 547 kilos de basura anuales, situándose la media europea en 513 kilos. También se afirma que España recicla menos basura (15 %) y envía más a vertederos que la media europea (52 % frente al 38 %). Casi el 90 % de la basura se puede aprovechar.
Durante el trámite parlamentario, se han incorporado a la Ley elementos interesantes como un objetivo de reducción en la generación de residuos del 10% para 2020, la consideración de los sistemas de depósito, devolución y retorno (SDDR) como sistema de gestión de envases, la posibilidad de aplicar un canon a la incineración y al vertido o la certificación forestal de envases y etiquetas.
Sin embargo, han quedado fuera del texto mejoras imprescindibles, demandadas insistentemente por las organizaciones ecologistas, como Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción y Greenpeace, como la recogida selectiva de la materia orgánica, la prohibición de la distribución gratuita de las bolsas de plástico de un solo uso o la exclusión de la incineración, como opción de gestión.
La nueva ley ha perdido la oportunidad de responder a las necesidades que tiene el estado español en materia de residuos: el ahorro de recursos naturales mediante el aprovechamiento de los materiales contenidos en la basura, la prevención de la contaminación que provocan tanto la incineración como los vertederos y la creación de empleos verdes en un contexto de crisis económica como la que vivimos actualmente.
Al margen de la nueva Ley de residuos, el Gobierno español tiene todavía la responsabilidad de cumplir los objetivos establecidos por la Unión Europea. En particular en cuanto a los niveles de reciclaje de envases, que siguen estando por debajo de lo que exige Bruselas y que han motivado la pasada semana el envío de una queja a la Comisión europea por parte de las principales organizaciones ecologistas.
¿Qué reivindicamos desde Ecologistas en Acción?
- – Fomentar la reducción y reutilización. Un consumo sostenible debe basarse en la reducción y la prevención de los residuos, y en la reutilización más que en el reciclaje. Actualmente estamos en un 3% de reducción y un 5% de reutilización y creemos que podríamos llegar hasta un 30 y 50% respectivamente en 2020.
Respectar el orden prioritario marcado por la Unión Europea para la gestión de residuos, que empieza con la reducción y la reutilización. Esto quiere decir que los grandes flujos de residuos (materia orgánica, papel, vidrio, encases,…) no puede ir a parar a la incineración, sino al reciclaje.
- Empezar por el compostaje, la utilización de los residuos de materias orgánicas, fomentar el abonado natural, para que la tierra no pierda su riqueza y propiedades. Un compost de calidad, no mezclado con otros materiales, y que se pueda utilizar en el campo para abonar la tierra. Actualmente, por los malos usos en la agricultura (transgénicos, pesticidas, plaguicidas muy agresivos y tóxicos,…) la tierra está perdiendo sus propiedades nutritivas. Gracias al compostaje, aportaríamos a la tierra de forma sencilla lo que necesita para seguir alimentándonos.
- Este tipo de gestión prima lo local, lo cercano,… lo cual es una necesidad imperiosa ante el declive del petróleo y la falta de energía para sostener los niveles de consumo demenciales que hemos mantenido durante algunas décadas. Hace falta una gestión descentralizada basada en el principio de proximidad.
- – Deberíamos caminar hacia otro sistema de devolución, depósito y retorno de envases. El sistema consiste en pagar un depósito al comprar la bebida y recuperarlo al devolver el envase, una práctica corriente hasta hace muy poco en nuestro territorio. Es decir, pagar al comprar el producto y recuperar el dinero al devolverlo. En los casos de muchos residuos, esto es más eficaz que los sistemas actuales de recogida selectiva. Muchos oyentes recordarán cuando retornábamos las botellas de gaseosa o leche.
En Alemania, Austria y los países escandinavos se complementa el contenedor amarillo de los envases ligeros con un sistema de depósito y retorno. En Alemania han llegado a reciclar de este modo y reutilizar el 95% de sus envases. Esto, además, promueve la creación de más puestos de trabajos. El informe “Más trabajo, menos basura”, de Friends of the Earth Europe, concluye que si en la Unión Europea se reciclara el 70% por los residuos, se podrían crear por lo menos 500.000 puestos de trabajo. Este nivel de reciclaje es el que se alcanza, por ejemplo, en Flandes (Bélgica). Si los países europeos cumplieran su objetivo de reciclar un 50% para el 2020, podríamos superar los 750.000 nuevos puestos de trabajo.
En el mercado español entran a diario 51 millones de envases de bebidas, es decir 18.000 millones anuales, 1.100.000 toneladas de plástico, brik, metales y vidrio, de los que apenas se recupera una pequeña parte en el contenedor amarillo que gestiona EcoEmbes. Según datos de Ecoembes, desde 1998, se han consumido 21,3 millones de toneladas de envases de plástico, papel y metal y de estos sólo 9,3 millones se han podido reciclar. Así pues, desde 1998, 12 millones de toneladas de envases han acabado en vertederos o incineradoras, cuyo coste ha pagado y siguen pagando la ciudadanía a través de la tasa de recogida y tratamiento de basuras.
Aparte de los costes económicos que asume la ciudadanía, el no reciclaje de los envases comporta un gran consumo de energía y emisiones de gases de efecto invernadero, estimándose en más de 12.000.000 toneladas equivalentes de CO2, un 3,2% de las emisiones de 2009.
- Al hilo, los costes de la gestión de los residuos lo debe sufragar en su totalidad el productor. Hay que dejar de dar subvenciones públicas para que al final acaben incinerando lo que no usan.
El Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR) ha demostrado su eficacia para solucionar este problema en 34 países.
Este sistema asegura la recuperación del 98% de los envases, que se convierten en nueva materia prima de alta calidad –plástico, metal y vidrio- con valor de mercado y cuyo aprovechamiento requiere un menor esfuerzo energético y ambiental. Otra de las ventajas es que el coste del sistema recae en el productor y no en el contribuyente.
No sólo no hay ningún país con un sistema de depósito implantado que lo haya retirado sino que los sistemas implantados se amplían para cubrir nuevos productos.
- Creemos que la incineración no debería estar permitida. Para ello, habría que establecer tasas ambientales para los que incineran o vierten residuos. La incineración genera micropartículas, cenizas y escorias altamente tóxicas, que luego hay que llevar a vertederos de seguridad. La incineración agrava el cambio climático, destruye valiosos materiales que deberían ser reutilizados, reciclados o compostados, como papel, plásticos y restos orgánicos, y es incompatible con la reutilización, el reciclaje y el compostaje. El ahorro energético que se podría obtener con medidas de prevención, reutilización y reciclaje es muy superior a la energía que se recupera en una incineradora.El reciclaje de los residuos crea diez veces más puestos de trabajo que su eliminación en el vertedero o por incineración. Los vertederos y las incineradoras son el destino final de más de 5.000 millones de toneladas de material reciclable al año en la UE. Si se reciclara todo este material, se ahorraría el equivalente de 148 millones de toneladas de gases de efecto invernadero, es decir, el equivalente de retirar unos 47 millones de coches con motor de gasolina de la circulación.
- Actualmente, el sistema estadístico para saber los residuos que generamos y cómo los gestionamos no es transparente. Habría que establecer una metodología entre comunidades autónomas y ministerio de Medio ambiente para que el registro sea transparente. Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Ecologistes de Catalunya, Fundación Global Nature, GOB y Greenpeace han presentado una queja ante el Comisario europeo de Medio Ambiente para que investigue las graves irregularidades detectadas en los datos de reciclaje de envases que España presenta a Bruselas, que serían inferiores a los que se declaran oficialmente. Más de la mitad de los envases se consumen a nivel doméstico y se gestionan a través de los Sistemas Integrados de Gestión (Ecovidrio y Ecoembes). Según los datos analizados por las asociaciones ecologistas, los resultados reales de reciclado de materiales domésticos no llegan a cumplir lo establecido en la Ley de Envases y Residuos de Envases (LERE) y condicionan el cumplimento de la Directiva de Envases. Plástico (objetivo 22,5%): Sólo un 16% de los envases de plástico se recogieron selectivamente. Si se contabilizan los envases puestos en el mercado según Cicloplast y los resultados netos de reciclaje también según Cicloplast, no se está cumpliendo con los objetivos marcados en la LERE (22,5% de reciclaje) ya que sólo se alcanza un 19,65% de reciclaje.
Metales (objetivo 50%): Sólo un 17% de los envases metálicos se recogieron selectivamente. El resto de envases metálicos se recuperaron a través de plantas de tratamiento de residuos en masa, incineración y recuperadores tradicionales. Únicamente considerando el 100% de estos envases se alcanzaría un reciclaje del 67%, superior al marcado en la LERE (50% de reciclaje). Si consideramos que un 40% de estos otros flujos no son envases, se estaría en una recuperación del 48%, por debajo de los objetivos de la LERE.
Vidrio (objetivo 60%): Ecovidrio puede haber estado contabilizando envases provenientes de plantas envasadoras que no se han comercializados (unas 220.000 toneladas) como producidos y reciclados. Si se descuentan obtenemos un nivel de reciclaje de alrededor del 54%, por debajo del 60% marcado por la LERE.
Papel y cartón (objetivo 60%): Para contabilizar los envases de cartón reciclados se considera que un 40% del contenedor azul son envases cuando en realidad el nivel es mucho más bajo (alrededor del 30%). Una corrección de los datos de reciclaje da un nivel de recuperación del 52%, por debajo del 60% marcado por la LERE. - Se debería acabar con las bolsas de plástico de un solo uso. Bolsas de plástico de un solo uso y no cambiar el plástico por otro material diferente de “usar y tirar” (aunque sea biodegradable), sino fomentar las bolsas de tela y recipientes duraderos y ecológicos.España es el primer productor europeo de bolsas de un solo uso y el tercer consumidor, con 250 bolsas por habitante y año, y los fabricantes no tienen ninguna razón para dejar de producirlas.
Ecologistas en Acción recordamos que ya en 2007, el Plan Nacional Integrado de Residuos (PNIR) ya establecía que el consumo de las bolsas de plástico de un solo uso debía reducirse en un 50% para 2010, cosa que no ha ocurrido. ¿Por qué? Porque se establecen medidas voluntarias, y casi nadie las cumple. Me refiero a grandes superficies, especialmente. Recordemos que un 75% de la distribución de alimentos en el estado español está en manos de 7 multinacionales. 7 grandes empresas que nada o casi nada aportan a Aragón y que siguen haciendo y deshaciendo lo que quieren, sin que el Gobierno les pare las controle.
- Una bolsa de plástico tiene una vida útil media de 12 minutos, su producción y distribución consume petróleo, agua y energía y emite unos cuatro gramos de CO2. En total generan el 0,1% de la emisión nacional de CO2. Tardan siglos en descomponerse, tan sólo el 10% de ellas acaba en los contenedores amarillos para su reciclaje y la mayoría acaba en los vertederos. Y en las costas. El 20% de la basura recogida de las playas son bolsas. Son trampas mortales para la fauna marina, las aves y las tortugas. Se han encontrado bolsas flotando en el Circulo Ártico y en lugares remotos del Atlántico Sur. En definitiva, las bolsas son extremadamente nocivas, y al mismo tiempo, prescindibles y fácilmente reemplazables.
Se podría eliminar totalmente las bolsas de plástico.
El lobby del plástico ha conseguido que la distribución gratuita de bolsas de un solo uso pueda seguir hasta el año 2018.
- Ecologistas en Acción lleva años afirmando que los residuos bien gestionados pueden convertirse en una valiosa fuente de recursos, con valor comercial, y que así se evitaría tener que extraerlos nuevos, como es el caso de metales, materiales inertes, plásticos, madera, etc. Especialmente grave es el desaprovechamiento de la materia orgánica para los erosionados suelos de nuestro país.
El Gobierno de Aragón deberá usar esta Ley como marco para elaborar su propia normativa. Las aragonesas y aragoneses que nos escuchan deben pensar si quieren vivir en una sociedad ahorradora, con la mínima generación e impacto de nuestros residuos y reciclando lo que se pueda,… o bien seguir fomentando la insostenible sociedad del “usar y tirar” que nos lleva hacia la quiebra del capitalismo global, a la que nos acercamos. Se abren nuevos escenarios, de amenazas y también de esperanzas. Como nos dejó escrito nuestro compañero Ramón Fernández Durán, recientemente fallecido, debemos anticiparnos antes del fin del petróleo si no queremos que el desaparecer con la quiebra del capitalismo que se nos viene.
Proponemos a Rudi y al PP que si, efectivamente uno de sus objetivos es la recuperación económica y la creación de empleos, dejen atrás demagogia y políticas neoliberales que han demostrado que no sirven y nos han llevado a la actual crisis económica, social y ambiental, y consideren la mejora de la gestión de los residuos, en los términos que he comentado, como una fuente de puestos de trabajo.
No sabemos si mantendrá la Dirección General de Calidad Ambiental y Cambio Climático del Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón o acabará con todos los espacios desde que se gestiona el Medio ambiente en Aragón, que recordamos maneja millones y millones de euros de nuestros bolsillos, impuestos que se malgastan en pantanos, cañones de nieve artificial, transgénicos y despilfarro energético.
Seguro que Federico García López, el nuevo Consejero de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente, o alguno de sus asesores y amigos que nos escuchan y leen, habrán tomado buena nota de las aportaciones que generosa y alegremente les acabamos de facilitar.