El poema de la semana

 

Del bonito libro «Besos que fueron y no fueron», con texto de David Aceituno  e ilustraciones de Roger Olmos

DE QUÉ HUYEN LOS BESOS

 De los gritos y de los cronómetros,

del exceso de perfume o maquillaje,

los besos huyen de las órdenes y la impaciencia,

de las noches que se vuelven tristes de pronto.

A veces se asustan del ajo,

como los vampiros, y de la cebolla;

del miedose asustan casi siempre.

Los besos huyen

de las mentiras, de la repetición desmesurada,

de esos días en los que todo sale mal.

¡Ah!, y al contacto con los celos,

son retráctiles como cuernos de caracol.

Cuando ven a una madastra envidiosa,

a un perro gruñón o un murciélago rojo,

los besos se desvanecen

dejando en el aire polvillo de mariposa.

 

 

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