“Mi nombre”
Cuando yo me muera se podrá leer
la siguiente inscripción en mi tumba:
Aquí yace Gabriel Aresti Segurola. En paz descanse.
Pérez y López. Marmolistas. Derio.
Habrá también en la Biblioteca Provincial de Vizcaya
(si no me excomulgan antes)
un libro (acaso, no es seguro)
que nadie leerá,
con mi nombre.
No quiera Dios que pongan mi nombre a una calle
de Bilbao.
(No quiero que un barbero borracho pueda decir:
«Yo vivo en Aresti con la cuñada
vieja de mi hermano. Ya sabes. Con la coja«.)
A veces los viejos decires se equivocan.
Pienso que mi nombre es mi ser,
y que no soy
sino mi nombre.