Esta semana le robamos unos versos a Daniel Rabanaque, extraídos de su blog (muy recomendable): http://aquariablog.wordpress.com.
LA REVOLUCIÓN NO SERÁ TELEVISADA
No podrás quedarte en casa, hermano.
No podrás pillar el mando, darle al on y tirarte en el sofá.
No podrás rularte un porro y evadirte,
Ni bajar a por cerveza en los anuncios,
Porque la revolución no será televisada.
La revolución no será televisada.
La revolución no te será ofrecida por una bebida isotónica
en cuatro entregas sin cortes publicitarios.
La revolución no mostrará imágenes de Aznar sin bigote
clamando al cielo y embistiendo cual cabestro
contra Arnaldo Otegi y Carod Rovira,
ni mostrará a Zapatero encarnando una vez más el fracaso del sistema.
La revolución no será televisada.
La revolución no te será ofrecida por la Sociedad General de Autores
No habrá titulares a las tres en punto,
ni planos de muchedumbres orquestadas para recibir al Papa,
ni duquesa de Alba sonándose los mocos.
La revolución no cortará como un cuchillo Ginsu.
La revolución no blanqueará tus dientes.
La revolución no reafirmará tus gluteos.
La revolución no alargará tu pene.
porque la revolución no será televisada, tronco.
No habrá vídeos de maderos de mierda apaleando hasta la muerte a un detenido.
No habrá imágenes de agresiones deportivas en la moviola,
ni repeticiones de como el asta se clava entre los muslos del torero.
No habrá cámara lenta, ni cámara oculta, ni cámara fija
para que su majestad finja balbuceando que tiene algo que decir en estas entrañables fechas.
La revolución no tendrá un primo más cachas que el de zumosol.
ni el frescor de los limones salvajes del Caribe,
Los habituales voceras de tertulia perderán todo su protagonismo
y a nadie le importará quién se zumba a quién en Gran Hermano,
porque los bienaventurados estarán en la calle
haciendo un mañana mejor.
La revolución no será televisada.
La revolución no volverá tras una pausa publicitaria
repleta de mensajes para que compres y compres y compres.
No tendrás que preocuparte por la chispa de la vida,
ni por el conejito de las pilas,
ni por la muerte del viejo Chanquete.
La revolución no tendrá patrocinadores.
La revolución no acabará con las pérdidas de orina.
La revolución te pondrá en lugar protagonista.
La revolución no será televisada.
La revolución no será codificada.
La revolución no será en diferido.
La revolución será en vivo, hermano.
[Hasta ahí, una versión del clásico de Gil Scott-Heron]
La revolución no sonará en lo mejor de la película,
no tendrá pantalla táctil, ni estará limitada a 160 caracteres.
No necesitará de nocivas antenas para funcionar sin cables.
No se quedará sin cobertura, ni agotará su batería.
La revolución no tendrá una dirección de correo electrónico.
No creará usuarios de Facebook, no lanzará constantes tweets.
La revolución no terminará en punto es, ni en punto com, ni en punto org.
La revolución no tendrá un avatar,
la revolución no estará llena de spam.
La revolución no te indicará el próximo giro ni la situación de los radares.
No se conectará por USB a ningún dispositivo,
no sufrirá el ataque de un virus, no se actualizará periódicamente,
La revolución no será una batalla comercial entre bandas rivales para imponer su formato.
La revolución no será el nuevo juego de la play.
Porque la revolución no tendrá lugar en internet.
La revolución no podrá reducirse a unos y ceros.
La revolución no será digital.
La revolución no necesitará de la electrónica.
La revolución tendrá lugar en tu pecho, hermana,
en tu sangre y en tu mente, hermano.
La revolución la harás tú, que sigues siendo imprevisible,
que sigues siendo imprescindible.