¿Por qué dejamos que nos gobiernen tan mal?

La política es la actividad humana que nos permite gobernar la sociedad. Es la toma de decisiones que determina la vida de un grupo de gente. Y, con este grupo, del entorno. Del tiempo. De la luz. Del descanso. De lo que comes. De cómo te mueves.

Todo es política.

Cuando alguien me dice «es que a mí la política no me interesa» o «no me gusta la política» me quedo perplejo. Entiendo que no nos han educado para el compromiso y la responsabilidad de definir, cada una y juntas, cómo queremos vivir. Pero de ahí a desligarse de la política me parece que hay un trecho. Porque si no nos gobernamos nosotros, llegan otros y nos gobiernan.

Estos días tenemos la oportunidad de escuchar los que se dicen representantes del pueblo. Personas que se dedican profesionalmente a la política, durante 4 años o durante 30 (hay de todo) y que nos gobiernan. Escuchamos a Rudi, a Belloch, a Suárez, a Zapatero, a Rajoy, a Rubalcaba, a Van Rompuy y se nos ponen los pelos de punta.

En el capitalismo sabemos que el propio mercado, las grandes empresas, los grandes lobbies de poder, los que siempre han vivido por encima y a costa de las demás, son las que manejan el cotarro. Y, para cuestiones «menores», están los políticos, los partidos, los parlamentos y las instituciones. Ahí también se dediden muchas cosicas que nos afectan.

Sin ir más lejos, escuchamos los discursos previos a la investidura de Luisa Fernanda Rudi como presidenta de Aragón, las últimas decisiones del Consejo de Ministros de España con respecto a los pantanos en Aragón, las declaraciones de los líderes del PP en Zaragoza o las palabras de numerosísimos alcaldes y concejales de variopintos municipios y partidos políticos,… y nos echamos las manos a la cabeza.

Necesitamos aprender a participar en política, a organizarnos, a no dejar que nos gobiernen. Debemos implicarnos en lo que nos interesa: la asociación de madres y padres de la escuela de tus hijos, el club de montaña, la asociación vecinal, la asociación de pequeños comerciantes, la cooperativa de trabajadores, la asamblea de parados, la asociación juvenil,  los colectivos sociales,…. ¡lo que más te atraiga!

E ir avanzando para plantear alternativas a lo que no nos gusta. Y gestionarlas. Y hacerlas. Y reivindicarlas siempre que no las logremos poner en marcha. Y unirnos con otras. Y trabajar por lo común. Y ayudar a quien no está organizado. Y apoyar a las que sufren, a las que están en situaciones muy precarias.

Lo que nos viene es durísimo: destrucción de ríos aragoneses, más pantanos, más transgénicos, más agua derrochada en tierras desérticas, la muerte de la lengua aragonesa y los ataques al catalán que se parla en Aragón, la privatización de servicios públicos universales como la sanidad, la no garantía de una educación digna, laica y válida para la formación de las personas, el mantenimiento de los privilegios de las familias más ricas, los recortes laborales, sindicales y asociativos,… y ¡no sigo que os aburriría!

En nuestra mano está la defensa del medio ambiente, la nueva cultura del agua, el disfrute de la cultura libre y popular, derechos básicos como un empleo y una vivienda digna, una alimentación cercana, sana y ecológica, una sanidad de calidad, gratuita y universal, una educación no religiosa ni «facha», la redistribución de la riqueza, que no derrochen nuestros impuestos en obras faraónicas que dejan poco beneficio social, una vertebración del territorio que permita que vivamos en el campo y podamos disfrutar de la relación con la naturaleza, una comunicación horizontal y sin cortapisas….

¡Ánimo, compas, que nos vienen tiempos duros!

Juntas, podemos.

PD_ Al PP en Aragón le han votado poco más de 250.000 aragoneses. ¡Qué es eso en una sociedad de millón y pico de gentes!

¡¡No nos representan!!

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